Sabías que el síndrome de sensibilización segmentaria (SES) tiene como origen la inflamación de un segmento vertebral que involucra a la articulación fasetaria el disco intervertebral y puede extenderse a la raíz nerviosa.
Causas del síndrome de sensibilización segmentaria
Un factor frecuente que causa este síndrome son las alteraciones posturales, la debilidad de los músculos erectores de columna, etc. El principal dato clínico consiste en dolor que puede ser de cuello o espalda baja irradiado al brazo, a la pierna o a ambos.
Por cuestiones evolutivas, el cuerpo humano no esta diseñado para soportar cargas excesivas ni posturas mantenidas, como pasar sentados mayor parte del día; estas posturas alteran las estructuras anatómicas, causando un desequilibrio de la columna vertebral.
Síntomas del síndrome de sensibilización segmentaria
Al inicio estás alteraciones no son visibles en los estudios de imagen, esto es debido a que los músculos alrededor del segmento afectado tratan de compensar para evitar mayor daño a estructuras internas, como la médula espinal, disco intervertebral o raíces nerviosas, sin embargo, a mayor tiempo de evolución y si no se trata el problema existirá un incremento en el proceso inflamatorio con el incremento secundario en la intensidad del dolor.
Conforme avanza la inflamación, se comienzan a irritar las raíces nerviosas correspondientes a la zona, y se presenta contractura muscular.
Una vez que la inflamación ha alcanzado a la raíz nerviosa, entonces se altera la sensibilidad, haciendo que los estímulos mínimos o normales se perciban dolorosos en algún o algunos segmentos de brazos y/o piernas.
Tratamiento para el síndrome de sensibilización segmentaria
El manejo principal de esta patología consiste en fisioterapia. Un error es ser tratado solo con medicamento, el cual inicialmente dará “buen resultado” ya que aliviará momentáneamente el dolor, pero no trata el origen de este, por lo que vuelve a aparecer, manteniendo el desequilibrio postural, pero ahora con mayor dolor, incrementa las alteraciones sensoriales, mayor contractura muscular; llevando incluso al paciente a una limitación importante en las actividades de su vida diaria.
Teniendo en cuenta que el origen de esta sensibilización es la inflamación en la raíz nerviosa; el tratamiento debe ser integral y debe incluir fármacos y terapia física; esta última con técnicas y herramientas como lo son: los estiramientos, agentes físicos, como frío, calor o electroterapia, además el uso de la terapia manual con el fin de proporcionar analgesia y desinflamación, además de tratar el desequilibrio postural.
Si no se corrige la inestabilidad generada de forma inicial por las alteraciones posturales el paciente tendrá reincidencia e incluso pueden llegar al quirófano y aun así no resolver el problema y continuar con los síntomas.
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